Según Acosta Vientos (2011) las relaciones humanas en el empleo se parecen mucho a la albañilería. Sobre todo a la mezcla que se utiliza para unir los bloques y con estos erigir estructuras. Mirando como ejemplo la industria de la construcción, vamos comprendiendo a lo que nos referimos.
Al examinar el trabajo de un contratista, vemos que el bloque tiende a ser el material fundamental con el cual construir. Claro está, acompañado de varillas, sujetadores, madera para hacer moldes, andamios y otros materiales. Con la ayuda de estos materiales y el ingenio del albañil, se hacen diferentes tipos de estructuras que satisfacen al cliente al proveerle la estructura que había visualizado. "Un montón de bloques de cemento estibados de forma ordenada, no crean una estructura". La estructura se va creando cuando se tiran las medidas, se cava la zapata, se levantan las varillas, se rellenan las columnas y se comienzan a "pegar los bloques". Entonces la estructura va tomando forma hasta completarse.
Lo mismo ocurre con las relaciones humanas en el trabajo. Somos como bloques que tienen la capacidad de erigirse en una estructura. De hecho, en el uso del paralelismo de los bloques no podemos perder la oportunidad de mencionar que algunos de nuestros compañeros de trabajo "son tan difíciles de manejar como un bloque". "Pesados, ásperos y con la capacidad de lastimarnos"... Pero ese no es el punto. Más allá del chiste, el asunto tiene que ver con nuestra capacidad de unirnos y formar estructuras.
Como profesionales de la empresa, somos unidades individuales con unas propiedades particulares y un valor intrínseco. Sin embargo, cuando funcionamos unidos, llegamos a tener la oportunidad de ser a la vez una Nueva Unidad. Diferente a la que representamos individualmente pero sin perder nuestra identidad. Esto se logra dominando el arte de tener buenas relaciones interpersonales.
Es entonces cuando las relaciones interpersonales son como la mezcla que une los bloques. Cuando las relaciones no son positivas y constructivas, los bloques no se unen entre sí; dejando espacios descubiertos que añaden debilidad a la estructura. Por el contrario, cuando por nuestras relaciones interpersonales saludables nos mantenemos unidos entre sí, la estructura es nítida y sólida. Permitiéndole al constructor seguir levantando el edificio hasta alcanzar la forma deseada.
Estos principios son básicos y fundamentales en toda la naturaleza y en el universo. Siempre serán ciertos por que son parte de las leyes que rigen la vida. En el cuerpo humano, son tejidos diferenciados los que unidos forman los órganos y son órganos entrelazados los que forman sistemas (Ej. sistemas nervioso, endocrino, respiratorio, etc.). Individuales y específicos pero unidos en un nuevo propósito. Es la naturaleza sistémica del universo.
No entender la necesidad de estar unidos, representa privarnos de crecimiento y de la oportunidad de participar de algo más grande que nosotros. Creerlo y practicarlo nos permite ser parte de la nueva unidad, formar parte de la estructura.
El autor es: José Antonio Acosta Vientós director de The HR Box, una firma de consultores que brinda talleres corporativos en el área de Caguas.
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